Cuando uno piensa en construir se viene a a la mente una pregunta: ¿Contrato un arquitecto o un ingeniero? ¿Con cuál me sale más barato? ¿Con cuál me siento más a gusto y logro mi proyecto a como me lo imagino?
La respuesta es los dos. Sí, en un proceso de construcción cada profesional, el arquitecto y el ingeniero tienen funciones específicas.
Pero, ¿por dónde se empieza? Es decir, ¿con quien tengo esa primera reunión para que le de forma a mi proyecto? Aquí es donde inicia la diferencia de roles según cada profesional involucrado en el proceso. La arquitecta es la profesional encargada de arrancar el proyecto: Desarrolla los primeros bocetos que le dan forma a sus ideas y luego coordina con los otros profesionales.
Algunos piensan que contratar arquitectos es solo para que el proyecto se vea bonito mientras que otros abogan por ingenieros porque creen que les saldrá más barato. Lo cierto es que estas y otras ideas son simples mitos, que no toman en cuenta la totalidad de las capacidades de ambos campos profesionales ni la importancia de la interrelación entre ellos.
Entonces,
¿qué hace una arquitecta?
Una arquitecta es la profesional que se encarga del diseño de la obra, la distribución de los espacios, la funcionalidad del edificio, las sensaciones producidas a partir del diseño y la estética del proyecto. También tiene gran sensibilidad para interpretar los gustos, preferencias y necesidades del propietario más allá de la funcionalidad básica.
Por ejemplo, en la reunión inicial el propietario puede decir algo como “necesito un comedor bonito y una cocina grande”. A partir de múltiples conversaciones, la arquitecta logra entender qué es bonito y grande para los gustos particulares de este cliente en específico. Durante el proceso de anteproyecto, la arquitecta definirá los pormenores de lo que debe ser este comedor y cocina para que el propietario se sienta satisfecho con el espacio.
Al final del proceso la arquitecto va a haber creado a partir de los insumos. Por ejemplo, la cocina grande y comedor bonito se convierte en una cocina amplia con entrada de luz natural, integrada a un espacio de comedor con un cambio de nivel en cielo, enmarcado por ventanas que dan a un jardín, con predominancia de madera y un carácter clásico – moderno. Muy diferente a una simple cocina, ¿cierto?
La arquitectura no se trata solo de cómo se ve un edificio. Más bien, la estética viene siendo secundaria a la solución de los siguientes problemas de diseño: confort térmico, conexiones entre espacios, tipos de materiales según función, tamaños de cada espacios, etc.
Proyecto de Rudin Arquitectura + Construcción, Arq. Melissa Rudin. Fotografía por Roberto DAmbrosio
¿Qué hace un ingeniero?
Un ingeniero realiza los cálculos y procesos para garantizar, desde el diseño y hasta la construcción, la estabilidad y viabilidad estructural de la misma. En este caso no estamos hablando de cualquier ingeniero, ya que la rama de ingeniería es muy amplia. Los ingenieros que calculan las estructuras pueden ser: ingeniero civil, ingeniero en construcción o ingeniero estructural.
El ingeniero parte del anteproyecto creado por el arquitecto para realizar el diseño estructural (en casos de diseño complejo se involucra desde el anteproyecto). Tiene la capacidad de interpretar y aplicar los resultados de estudios de suelos y otros estudios especializados, realizar cálculos para diseñar estructura con cualidades sismorresistentes, así como evitar daños causados por vientos (tormentas, huracanes) y otras condiciones del ambiente y del uso.
El ingeniero entiende, calcula y diseña el movimiento de las estructuras (todo edificio está en movimiento siempre, aunque no lo veamos), su capacidad (cuánto peso aguanta y ante qué tipos de esfuerzos puede someterse) y su vida útil, siempre velando por preservar las vidas que habitan las estructuras.
Trabajo en conjunto
Como arquitectas, además de la formación específicamente en el área de arquitectura, tenemos un entendimiento de toda la obra construida y sus demás disciplinas: lo estructural, eléctrico y mecánico.
Gracias a este conocimiento global, desde la arquitectura se coordinan los diferentes campos para que todas las partes estén integradas. Esta labor de coordinación va desde la ejecución de los planos constructivos hasta la construcción del proyecto. Así se garantiza que, por ejemplo, no haya columnas donde se desea tener áreas abiertas, o que no haya grandes estructuras electromecánicas cuando debería de haber columnas. Es decir, se evitan conflictos entre disciplinas.
Al igual que el arquitecto, el ingeniero debería tener un conocimiento general de otras áreas, ya que afectan directamente el cálculo estructural. Por ejemplo, el uso de un tipo de acabado en una superficie afecta el peso que la estructura debe recibir.
Los conocimientos generales del arquitecto no son lo suficientemente específicos como para asumir las labores estructurales del ingeniero y los conocimientos del ingeniero tampoco le permiten asumir las labores de diseño espacial del arquitecto.
Un buen proceso de diseño debe ser un proceso coordinado en el que todas las partes aporten su conocimiento.
¡No crea en los mitos!
Mito 1:
Es más barato contratar solo uno de los profesionales porque así me ahorro el pago del otro.
Todo proyecto de construcción debe diseñarse con al menos cuatro disciplinas: estructural, mecánica, eléctrica y arquitectónica. El que tenga un profesional menos trabajando no significa que se está ahorrando este trabajo; el trabajo igual se está haciendo y se cobrará como tal.
En este escenario, tendrá a un profesional capacitado en un área especifica asumiendo las tareas de otra área, sin el conocimiento debido para llevar a cabo el diseño de la mejor manera posible pero recibiendo pago de todas formas.
Mito 2:
Una casa diseñada por un ingeniero (sin arquitecto) es más barata.
Además de esta frase, también escucho con frecuencia que «esa casa cuadrada y fea de fijo la diseñó un ingeniero» (¡perdón ingenieros!).
Lo cierto es que como nuestras profesiones tienen enfoques diferentes, en la ingeniería siempre se buscará diseñar el edificio más seguro, simple y fácil de diseñar. Una casa con estas características es una casa cuadrada (con geometría regular) y con una sola ventana y puerta (mínimas aberturas).
Por formación, la arquitectura buscará diseñar el espacio más cómodo, agradable, ergonómico y funcional posible que además cumpla con los gustos del propietario. Esta casa sería hermosa y confortable pero también podría estar sobre o sub-dimensionada (más o menos estructura de la necesaria).
Si es cuestión de presupuesto, está claro que la casa cuadrada saldría más barata, pero… esta casa en poco tiempo tendría problemas de iluminación, focos de humedad y otros aspectos funcionales. Además, sería un espacio deprimente (¡perdón de nuevo ingenieros!), y cuando digo deprimente, es en serio. Un espacio mal diseñado afecta directamente en el estado de ánimo de las personas.
Como si fuera poco, si se construye esa casa cuadrada, rápidamente aparecerían nuevos gastos para remodelar e intentar mejorar la calidad del espacio.
El tema es que, el presupuesto NO debería ser un limitante para lograr un espacio más adecuado. Muchos no lo saben, pero un profesional en construcción (sea arquitecto o ingeniero) que ejerza su profesión de manera responsable debe partir del presupuesto disponible y diseñar según el mismo. Es decir, dado un presupuesto limitado – por el cliente-, las dos casas costarían lo mismo.
Acá pueden leer más sobre los factores que determinan el costo de la construcción.
En resumen…
Un proyecto de construcción se comienza con la arquitectura pero todas las disciplinas (ingeniería estructural, mecánica y eléctrica) forman parte del equipo. ¿Conversamos?