Las energías están presentes siempre en nuestra vida. Cuando diseñamos a favor de ellas, obtenemos lo mejor del espacio: logramos que los espacios acogedores se sientan calmos, que los espacios productivos se sientan enérgicos y que los espacios privados se sientan seguros. No es casualidad. Cada una de estas emociones son resultado del diseño. Cada tamaño de ventana o ubicación de mueble se piensa a favor de las energías en el espacio para que usted como habitante les saque el máximo provecho.

El chi se refiere a la sensación que tenemos al entrar a un espacio, donde algo nos dice si el ambiente se percibe bien o no. Hay diferentes tipos de chi, positivos y negativos. A través del diseño del espacio, sea arquitectura desde cero o de interiorismo (modificando muebles y distribuciones) podemos ajustar el chi de los espacios para que juegue a nuestro favor. El chi se puede mejorar en espacios residenciales, comerciales e incluso industriales. Las estrategias son diferentes para cada tipo de espacio, pues los objetivos son diferentes: mientras en una casa se podría querer un espacio acogedor y seguro, en un comercio se podría incentivar el movimiento de los compradores en un ambiente eficaz.