Personalmente, cada vez que veo una torre nueva en nuestro país, me aburro un poco. Es un pedacito menos de cielo, montaña o vegetación que puedo ver. ¿Qué pensarían si les digo que esto no tiene que ser así y que cada torre puede compensar su huella ecológica convirtiéndose en un gran bosque vertical?
La tecnología de construcción ahora permite sembrar vegetación en altura. Estos proyectos de Stefano Boeri son algunas de las propuestas que se están planteando ahora en el planeta:
Estas torres en Nanjing, China, van a estar listas en el 2018. Tienen 1100 árboles de 23 especies autóctonas y 2500 arbustos. No solo el efecto visual y sensorial es hermoso, sino que los árboles absorberán 25 toneladas de CO2 cada año y producirán aproximadamente 60kg de oxígeno por día.
La huella de los edificios es de 6000 metros cuadrados. Es decir, estamos hablando de que habrá una especie vegetal por cada 0.6m cuadrados aproximadamente.
Esta otra propuesta de torre bosque se construyó en Milán en el 2014. Tiene 900 árboles y más de 20,000 plantas en una huella de 7000 metros cuadrados. Además de los beneficios de limpieza de aire, las torres bosque permiten que se desarrollen pequeños ecosistemas en altura. Por ejemplo, podrán llegar insectos, pájaros y otros tipos de animales que normalmente nunca veríamos en altura. Al menos no de cerca.
El concepto de torres bosque no es fácil de realizar. Entran en juego muchos factores como microclimas, estudio de vegetación autóctona, mantenimiento y estructura. Es tecnología que aún tiene que perfeccionarse. Sin embargo, creo que es una inversión que vale la pena a corto y largo plazo: A corto plazo porque la vivienda en altura dejaría de ser una experiencia aislada de la naturaleza. La vegetación llena los espacios de vida, sean grandes como estas torres o pequeños como este apartamento. A largo plazo porque beneficia el equilibrio de lo natural y lo artificial en el planeta.