En Origins Lodge, en Bijagua, Costa Rica, se requiere un guía para encontrar la habitación – o búngalo; si pretendiéramos encontrarlo solos nos perderíamos en senderos laberintosos de vegetación.
No es hipérbole.
Literalmente los búngalos se camuflan entre la vegetación.
¿Por qué? Cada búngalo tiene un techo cónico completamente absorbido por vegetación y – por supuesto – está rodeado de más plantas de diferentes colores, tamaños y formas. Realmente es difícil notar, dentro de toda la riqueza verde, que en efecto hay una construcción.
Una primera impresión perfecta.
La experiencia del paisaje
Para mí la mejor arquitectura es la que se funde completamente con su entorno. En la ciudad esta hazaña es difícil -con tanto concreto y tan pocos árboles- pero en el campo, diseñar para camuflarse entre los árboles debería ser casi una obligación.
Origins es, entre los lugares que he podido visitar o estudiar, por mucho, el que mejor logra este camuflaje verde.
La elección de plantas tampoco es casualidad.
Una combinación balanceada de plantas medicinales, comestibles, ornamentales y – por supuesto – autóctonas genera una sensación de inmersión y relajación.
Texturas y colores que se combinan con otros materiales y texturas, como caminos curvos de zacate block, pavimentos rosados y zacates que – a pesar de sonar como mucho – en este contexto son perfectos porque emulan el juego de colores y texturas de las plantas.
La magia está en los detalles
Origins Lodge está compuesto por búngalos, una villa, spa, lobby, deck de yoga, vivero y restaurante. Es un hotel boutique en el que cada espacio tiene sus características que lo hacen especial.
Me voy a enfocar en mi favorito: los búngalos.
Cada búngalo es un espacio privado de contemplación y paz. El diseño del paisaje fue el detonante para emplazar cada habitación. ¿El objetivo? aprovechar las vistas y contar con el suficiente espacio entre ellos para ser completamente privados.
Además, claro, la masa verde que rodea cada construcción y genera pantallas verdes de privacidad. Esta vegetación también se asoma por las ventanas, aportando a la sensación de inmersión en el bosque.
La elección de materiales refuerza la idea de reconectarse con la tierra.
Los búngalos están hechos principalmente de madera, piedra y adobe. Materiales que surgen de la tierra y que recuerdan métodos ancestrales de construcción.
Además de los materiales, las geometrías y el tipo de construcción en general es una oda a la arquitectura precolombina costarricense.
Volver al origen…
Cada búngalo está conformado por una base circular en piso de adobe. Por fuera está rodeado de piedra. Sobre esta base se apoya la cubierta – una estructura cónica conformada por vigas de madera y cubierta en el exterior por palma y vegetación frondosa.
La vivienda típica indígena costarricense es un cono soportado por vigas y rodeado, en su base, por un círculo de piedra.
La geometría emula la forma que, nuestros antepasados creían, tiene el universo: un cono hacia arriba (el supramundo) y – en espejo – un cono hacia abajo (el inframundo).
El medio – un círculo-, compuesto por un aro de piedra que funge como protección.
Ellos creían que los humanos habitan en la base del cono superior. Por tanto, cada construcción de vivienda con esta geometría generaba su propio universo que también estaba lleno de vida y energía.
El centro de este cono (el centro del círculo de la base que también estaba alineado con la cúspide del cono) era el punto más energético de este micro universo, así como también lo era en el universo.
Se le conoce como centro de mundo y, de acuerdo con su cosmovisión, era el eje que conectaba todo el universo.
Los búngalos (con sus diferencias y reinterpretaciones de la técnica constructiva) respetan y reinventan la base de este sistema constructivo tan lleno de símbolos. Se podría decir que cada búngalo es un universo.
En su centro de mundo, la punta del cono se transforma y se vuelve translúcida, de modo que puede entrar la luz del sol y de la luna. Además, deja muy claro el eje de luz (¿energía?) que atraviesa el centro de mundo.
La luz ilumina la cama, ubicada en el centro de este micro-universo para que nos llenemos de energía mientras descansamos.
Acá les dejo un poco más sobre lo que he investigado respecto a la vivienda indígena costarricense y sobre el simbolismo de las piedras y los círculos.
Y sí, la magia está en los detalles.
El cielo entablillado, por ejemplo, utiliza piezas de madera irregulares. Las “ventanas”, compuestas por celosías de madera y cedazo (sin vidrio) permiten controlar la entrada de luz y nos llevan a tocar y sentir la madera cada vez que se van a manipular.
Las columnas frontales, hechas con troncos de madera, flotan un centímetro sobre pedestales de concreto (del poco concreto que hay).
El estuco que forma el revestimiento interno de las paredes tiene una textura visualmente única, además de sentirse fresca al tacto. La combinación de texturas de piso, cielo y paredes hace que cada centímetro de esta construcción simétrica sea único.
Los muebles, perfectamente seleccionados, complementan el feeling del espacio, llevando materiales tradicionales a usos contemporáneos.
Los diseñadores
El concepto arquitectónico fue diseñado por Patrick Rey y Hugues Blanchere (Gaia Studio), diseñadores en arquitectura franceses que encontraron en la historia costarricense inspiración para reconectarnos con la naturaleza.
El diseño arquitectónico fue resuelto en conjunto con el arquitecto Mario Avilés.
De acuerdo con Patrick Rey, al momento de iniciar la conceptualización, el sitio se encontraba en condiciones muy distintas: un terreno descuidado y campestre pero con una sensación de alegría.
De inmediato sintieron que las tendencias actuales de arquitectura (lease estructuras pesadas de concreto, vidrio y metal que sobresalen sobre el paisaje) no eran la dirección a seguir para este sitio tan particular.
La idea de rememorar la arquitectura indígena costarricense surgió poco después, a partir de una mezcla entre una visita al Monumento Nacional Guayabo y la sensación de energía del sitio. En sus palabras,
«me habló esta arquitectura en medio de esta selva perdida…»
Acá les dejo más detalles sobre el concepto arquitectónico.
El hotel
No puedo cerrar este artículo sin antes hablar de la experiencia de la estadía en Origins Lodge. La arquitectura, los paisajes y la naturaleza se complementan con una oferta gastronómica que es una explosión de sabores que nos llevan, una vez más al origen.
Todos los colores que se ven en las flores se ven también en los platos, en los que se reinventan (o, como dice el chef, se reconstruyen) semillas, frutas y legumbres para generar sabores – para mí – completamente nuevos (¡y deliciosos!).
El servicio tampoco se queda atrás, con un equipo humano extraordinario que hace de la estadía puro confort y relajación.
En Bijagua de Upala, la montaña se come la arquitectura. Búngalos, restaurante y demás espacios se entremezclan con el verde y dan pie a una experiencia única, auténtica y perfecta.
Una arquitectura que ya casi no se ve en Costa Rica; para ser exactos, desde hace cientos de años…
*Las fotografías que no indican fuente son de autoría propia.
Más enlaces de interés:
Hugues Blanchere / Gaia Studio
Instagram : @gaiastudiocr
Facebook : Gaia Studio
Patrick Rey
Instagram : @patrickreycr
Facebook : Patrick Rey