Desde que comencé a enamorarme del mundo de la arquitectura, me entró una fascinación por la Plaza de la Justicia. Esta plaza, ubicada en el centro de San José, está rodeada por la Corte Suprema de Justicia, el OIJ y el Edificio de los Juzgados Centrales. Estos edificios, además de un conjunto de esculturas que hay en la plaza, hacen que la Plaza de la Justicia se vea como una gran obra escultórica.
El conjunto de edificios se conoce como Circuito Judicial y se diseñó por los arquitectos Eugenio Gordienko Orkich y Hernán Arguedas Salas; tuvo una intervención posterior realizada por los arquitectos Ibo Bonilla y Hernán Hernández. (más sobre la historia de la plaza acá)
No hay que ser arquitecto para sentir balance y equilibro cuando se camina por la Plaza de la Justicia. Las geometrías presentes en la plaza son simples y comunes: la esfera, la pirámide y el prisma.
- Las esferas son reproducciones de las esferas precolombinas que tanto enorgullecen a los ticos. La geometría de la esfera es perfecta: todos los puntos son equidistantes del centro. La esfera simboliza la perfección y el balance entre las fuerzas del universo.
- La pirámide, una construcción muy común en nuestros orígenes precolombinos, es una geometría que se estira para alcanzar al cielo. Simboliza esa búsqueda de lo superior mientras se mantienen los pies en la tierra.
- El prisma rectangular es un sólido simple y balanceado. Sus ángulos homogéneos y sus lados (la mayoría) iguales hace que se lea como una forma equilibrada. También es una geometría predecible y lo predecible usualmente incita la confianza.
Los tres sólidos son de las expresiones más puras de geometría que hay: lo que se ve es lo que hay. Dentro de su pureza, no ocultan nada. Los entes que se albergan en estos edificios (OIJ, Juzgados Centrales y Corte Suprema de Justicia) reflejan esta transparencia en sus quehaceres a través del simbolismo de la Plaza de la Justicia.
El manejo de materiales es otro rasgo que vale la pena rescatar. Los edificios, enchapados en piedra travertino, los vidrios oscuros, los acentos amarillentos y el piso rojizo ayudan a crear una composición de colores que asemejan la tierra. A diferencia de los edificios ostentosos, llenos de vidrio y metal que reflejan el cielo, estos parecen querer estar más cerca de la tierra.
Nuevamente, hay un simbolismo interesante entre los entes que albergan estos edificios y la idea de estar «con los pies en la tierra».
Fotografías: Manuel Alberto Barquero