Que no salgamos si nos sentimos mal, que usemos mascarillas, que nos lavemos las manos bien…
Desde que comenzó la pandemia nos han bombardeado con buenas prácticas para evitar la propagación de enfermedades, pero… ¿saben todo lo que podemos – y deberíamos – hacer en nuestras casas y lugares de trabajo para mantener una buena salud?
¡Sí! El diseño y estado de nuestras viviendas o lugares de trabajo puede hacer que un espacio sea más o menos propenso a mejorar o empeorar nuestro estado de salud.
Ahora, más que nunca, pasamos la mayoría del tiempo en espacios construidos: salimos menos, disfrutamos de los beneficios del aire fresco menos y, sin siquiera percibirlo, absorbemos las buenas (o malas) consecuencias del diseño del espacio que habitamos.
¿De qué estoy hablando?
Edificio enfermo: puede estar causando problemas en nuestra salud
¿Ha oído hablar del síndrome del edificio enfermo? De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, se trata de una serie de síntomas variados, sin causa aparente, que aparecen en los habitantes de un edificio.
Los síntomas pueden incluir alergias, dificultad para respirar, dolor de cabeza crónico e irritación en la garganta, ojos o piel, entre otros. El síndrome afecta a construcciones nuevas o viejas, lujosas o sencillas y de cualquier uso.
Las causas del síndrome del edificio enfermo son variadas. Algunas están relacionadas con humedad, calidad de aire, limpieza en general, contaminación sonora y salud visual.
Un par de aclaraciones importantes:
- Un edificio enfermo no es incurable. ¡Todo lo contrario (con excepciones)! Manteniendo buenas prácticas en el día a día de su uso podemos mejorar la salud del edificio y la nuestra.
- Un edificio no tiene que ser diagnosticado como enfermo para causar problemas de salud. Puede ser que aquella alergia molesta sea causada por un problema del ambiente en el que vivimos. Digamos que el espacio está resfriado y nosotros mismos podemos curarlo.
Como si esto no fuera motivación suficiente, un estudio de Harvard del 2017 demostró que un ambiente con diseño óptimo (basado en estándares de construcción verde) puede mejorar la capacidad cognitiva en un 26.4%, así como mejorar la calidad de sueño y la capacidad de atención, entre otros beneficios.
Entonces, ¿qué podemos hacer para cuidar nuestra salud desde nuestros hogares u oficinas? La salubridad de un espacio se logra a partir de muchos factores de diseño y de mantenimiento.
Estos son 4 de los más importantes:
- Salud respiratoria
- Salud térmica
- Salud auditiva
- Salud visual
Empezamos por la salud respiratoria:
Ventilación
La acción más sencilla que se puede tomar para tener un ambiente saludable es la ventilación natural.
¡Abra sus ventanas!
Permita que el aire fresco entre. Que fluya por todos los espacios y salga. La ventilación constante es esencial para evitar focos de entes contaminantes que afectan nuestra salud.
De acuerdo con UGREEN, con una ventilación correcta, la contaminación que existe en un espacio puede disminuir en un 60%.
Paréntesis: En el caso de Costa Rica, el Reglamento de construcciones del INVU norma los mínimos de ventilación (doble énfasis en mínimos) que requiere una construcción.
Si por su ubicación geográfica o por el diseño de su espacio, no hay una sensación de aire corriendo, esta se puede forzar. Ventiladores bien orientados en conjunto con ventanas abiertas ayudan a la circulación.
En el caso de otros usos forzados como aires acondicionados, estos deben tener el mantenimiento adecuado y los filtros necesarios entre espacios (en el caso de sistemas centrales) para evitar que contaminantes de un espacio se esparzan a otros o que circulen.
Prácticas de limpieza
Esta es un poco obvia: ¡tenemos que limpiar!
Así como nos lavamos las manos, debemos mantener aseados los espacios que habitamos: pisos, cocinas, debajo de los muebles…
¡En todo lado!
Sobre todo esos recovecos difíciles de alcanzar que son especiales para que se acumule polvo y focos de humedad. Todo esto lo terminamos respirando.
Ya es lo suficientemente cansado estar limpiando la casa, entonces aquí va un tip fácil (que todos sabemos pero no siempre aplicamos) para no tener que limpiar de más: No traer la suciedad a la casa.
Esto es tan simple como dejar los zapatos afuera o, si eso no es posible, utilizar alfombras de desinfección en las entradas.
Los espacios de almacenaje como bodegas y closets juegan un rol importante.
Estos deben tener ventilación y deben ser lo suficientemente cómodos para poder abrir, sacar, mover y guardar fácilmente. Un espacio de almacenaje donde todo se empuja es un espacio difícil de registrar y que, por ello, causará focos de agentes contaminantes. En otras palabras, puede que sea momento de aplicar un Marie Condo en esa esquina caótica del garaje…
Calidad de aire
¿Saben que son los COV (compuestos orgánicos volátiles)?
Son químicos que se evaporan fácilmente y terminamos respirando. Cuando hay altas concentraciones de COVs en un espacio pueden lastimar la salud a largo plazo.
Algunos COVs son naturales y otros artificiales. Muchos los traemos nosotros mismos a nuestros espacios. Usualmente cuando un objeto nuevo tiene un olor fuerte y particular (como carros – sí, ese olor a carro nuevo no es bueno 😱 -, goma y pinturas), este es un indicador de contenido alto de COVs malos.
Además de estar atento a la calidad de los productos que compramos (que tengan baja cantidad de COVs), podemos disminuirlo a partir de – nuevamente – ventilación natural y vegetación dentro de nuestros espacios.
Acá les dejo una lista de plantas que purifican el aire recomendadas por la NASA a partir de su estudio NASA Clean Air Study y otra lista del Instituto de Arquitectura Tropical, especial para los que vivimos en el trópico.
Salud térmica, visual y auditiva
No podemos hablar de salud en los espacios sin hablar de salud térmica, visual y auditiva.
Acá les dejo un resumen:
- Además de obligar a nuestros cuerpos a consumir más energía autorregulando nuestro termostato interno, un balance inadecuado de temperatura en los espacios puede enfermar el espacio.
- La iluminación natural es ideal pero también se debe regular para evitar excesos. Si no se cuenta con iluminación natural, la artificial puede afectar nuestro rendimiento y nuestro estado mental en general.
- La contaminación sonora es real: desde ruidos evidentes hasta ruidos blancos, todo suma para afectar nuestra capacidad de concentración, humor y salud.
Al igual que la salud respiratoria, todas estas variables se pueden y deben controlar. Les contaré un poco más en la segunda parte de este artículo (¡pronto!). Mientras tanto, acá pueden leer sobre construcciones sostenibles y sus certificaciones verdes.
*Imagen principal vía Smart Building Blogs